Al encontrarse los pobladores de las naciones de Centroamérica, en específico Guatemala, en condiciones tan precarias, deciden cruzar a México en busca de oportunidades, al principio sólo eran de vida, debido a los conflictos político-militares que por más de 30 años padeció esta nación, y a través de los años, a partir del fin de las guerras y dictaduras, se ha vuelto un factor económico, aumentando así el flujo migratorio de la frontera sur de México.
Este desafío en la nueva era de las Américas ofrecía frutos para todos los pueblos de las Américas, Norte, Central y Sur; en un inició, pero la realidad es que aunque el ALCA represente el 20% del comercio mundial y el 40% del producto interno bruto (PIB), y siendo que el PIB del ALCA supera en 30% al de la Unión Europea, el 79.18% de su volumen le corresponden solamente a Estados Unidos (Villafuerte 2004: 10), trayendo como consecuencia que los países pertenecientes al ALCA, excluyendo a Estados Unidos, no estén teniendo los beneficios prometidos, aumentando la pobreza dentro de toda la región; ya que no hay una estrategia balanceada y sostenible para la integración social, y puesto que las reglas que impulsan la inversión extranjera están en conflicto directo con las políticas locales de desarrollo económico. Si los estados no pueden regular la inversión extranjera, entonces no podrán implementar una política de desarrollo coordinado, lo cual se verá reflejado en la baja de los salarios, en la degradación de las condiciones laborales, y en las normas en materia ambiental, todo en un esfuerzo desesperado para atraer más capital internacional.
Los acontecimientos del 11 de septiembre, agudizaron aún más la situación migratoria, puesto que los estadounidenses sentían una gran necesidad de proteger a su nación y se encontraron con una cantidad de controversias al respecto, puesto que por un lado no podrían mantener sus fronteras herméticas y al mismo tiempo tener el acceso a mano de obra barata, por lo que se implementaron mayores medidas de seguridad no sólo en la frontera sur de esta nación, sino en la mexicana también, con la creación del “plan sur”, que aparte de darle, a Estados Unidos, mayor contención de inmigrantes, podían a su vez escoger la mano de obra que se requiriera. “Se trata de que la población que habita en la región del PPP (Plan Puebla-Panamá), asegure el abasto suficiente de mano de obra barata que se requeriría en los campos de concentración maquileros; mientras la gente pobre de México, del centro y norte, tendría la posibilidad de acceder a empleos mejor remunerados (aunque también de explotación) en los EE.UU. y Canadá”.
11/27/2007
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